La leyenda de los Miuras se fundamenta en:
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Jocinero, que mató a José Rodríguez Pepete en la plaza de Madrid en 1862
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Chocero, que mató al banderillero Mariano Canet Llusio en Madrid en 1875
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Perdigón, que mató a Manuel García El Espartero en Madrid en 1894
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Receptor, que mató a Domingo del Campo Dominguín en Barcelona en 1900
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Agujeto, que mató al novillero Faustino Posada en 1907 en Sanlúcar de Barrameda
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Otro mató al novillero Pedro Carreño en Écija en 1930
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Islero mató a Manuel Rodríguez Manolete en la plaza de Linares 1947
Sin embargo son muchos más los que se hicieron famosos por su nobleza y bravura:
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Machaquito triunfó en Madrid en 1911 con Zapatero
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José Gómez Gallito en Sevilla en 1915 con Galleguito y Capachito
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Juan Belmonte se consagra en la Maestranza en 1916 con Lentejo y Rabicano
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Vicente Pastor en Sevilla en 1916 con Recovero
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Diego Puerta se consagró con Escobero en 1960
Fundó esta ganadería don Juan Miura en 1842 con vacas procedentes de Francisco Gallardo y Hermanos, del Puerto de Santa María, que corre toros en Madrid por primera vez en 1792, y de José Rafael Cabrera y Angulo, natural de Arcos de la Frontera (1738), cuyo ganado pastaba en el término de Utrera; ambas procedentes a su vez de los frailes cartujos y dominicos de Jerez y de Sevilla, que antes de la desamortización de Mendizábal estos monjes se dedicaban en Andalucía a la cría de bravo y de caballos, entre los cuales aún hoy tienen fama los cartujanos.
Entre 1893 y 1917 don Eduardo Miura Fernández, el de las populares patillas, hijo de don Juan Miura, llevó la ganadería, que pastaba en la finca sevillana de "El Cuarto", a la cumbre de su fama.
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